Editorial Caligrama publica la nueva entrega de la narradora Pilar Macía, una novela de ficción histórica que está echando abajo la puerta del mercado literario.
Situados en el otoño de 1835, justo cuando en España tiene lugar la regencia de María Cristina de Borbón, asumida al ser proclamada reina Isabel II, su hija, a la temprana edad de tres años. Juan Álvarez Mendizábal era el hombre fuerte de un país que veía cómo su imperio se desmoronaba y hacía aguas por todas partes. Fue el periodo de la desamortización, cuando los religiosos de muchos conventos fueron obligados a abandonar sus celdas, que pasaron de forma inmediata a manos estatales. Eran tiempos de cambios forzosos y de muda de piel de un país que se cuestionaba a sí mismo.
Es en esa encrucijada histórica en la que la narradora coruñesa Pilar Macía ubica el arranque de su nueva entrega, titulada El poblado de las ánimas, que llega de la mano de la siempre fértil Editorial Caligrama, un sello que se caracteriza por servir de palanca a las voces emergentes más sugerentes. En este caso, la apuesta parece muy sensata, a tenor de la solidez de una narración de ficción que, por momentos, recuerda la forma de contar que vino de Hispanoamérica el pasado siglo y que creó escuela con el famoso boom y el realismo mágico. No obstante, ahora aparece un nuevo ingrediente que vuelve su mirada hacia el terruño, hacia lo gallego. Hacia su corazón identitario: el monasterio de Samos.
Ante una soberbia novela que se cimenta en la solidez de sus personajes. Macía ha esculpido un ramillete de ellos, que atesoran las hechuras necesarias para convertirse en imperecederos y pasar a la historia como iconos. Hay que destacar especialmente al monje que se encontraba el frente de la botica monacal: el Padre Juan Vicente Rodríguez. Alrededor de su figura se hilvana una prodigiosa narración, todo un festín literario, que se mueve sigilosamente en la idea de un pasado que siempre vuelve… si los antepasados no se han ido del todo. El sargento Sierra y la agente Uría serán los encargados de investigar unos misteriosos susurros que provienen del poblado de las ánimas. Que, como diría aquel, «haberlas haylas».
Macía incursiona de esta manera en el género noir, edifica una obra que funciona como un thriller que deconstruye la realidad y que lleva de la mano al lector a sentir erizarse su piel cuando se ve inmerso en Pobra, una localidad incrustada en el valle de San Vitorio. Todo ante un fascinante trampantojo, un ejercicio de funambulismo literario de la que la autora consigue salir airosa y consagrarse como toda una alquimista —nunca mejor empleado ese término— del relato. Con plena seguridad, los lectores habrán de seguir muy de cerca sus pasos, por lo prometedora que se perfila su carrera literaria.
Pilar Macía (A Coruña) se licenció en Química por la Universidad da Coruña, ciudad donde reside y ejerce como profesora de instituto. Su pasión desde niña por el mundo de la ficción la ha llevado a iniciarse en la escritura, a la que dedica gran parte de su tiempo. Después de Lobo, su primera novela, llega El poblado de las ánimas, una narración que también se ambienta en el sur de la provincia de Lugo, donde están sus raíces familiares y un lugar al que se siente muy unida. Es una voz con mucho que decir.
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