| En una esquina del escenario, una mesita con una botella y copas de vino tinto; en el centro, la guitarra sobre una silla de madera. Madera y cuerdas esperando sonar y así hacer vibrar las voces, los otros instrumentos, el público. Podría ser un tablao flamenco, cuando las voces y las palmas responden a la guitarra y viceversa. Pero esto es tango, tango canción: aquí (también) se canta y se toca el sentimiento, la emoción compartida, el encuentro, y sobre todo el diálogo entre las voces y la guitarra, entre la armónica y la guitarra…
La guitarra no acompaña sino que conversa con quienes se levantan de la mesa para acercarse a ella como se doma un misterio. Por turnos, y a veces juntos, ellos tienen en común la antigua tradición del tango que cuenta las alegrías y las penas, pero comparten también el arte de la improvisación y de las digresiones estilísticas, incursiones y roces con otras músicas populares, desde el folclore argentino hasta la samba brasileña y el jazz.
El repertorio
Mix Piazzolla
Tema emblemático de Franco Luciani: una fusión de extractos de dos temas de Astor Piazzolla (1921-1992) – “Violentango” (que refleja la violencia de la sociedad argentina en los años 70) y de “Adiós nonido” (homenaje a su padre compuesto el mismo día de su muerte) – que demuestra que su armónica toca tan bien como el bandoneón para lo cual Piazzolla compuso esos dos temas en el famoso álbum ‘Libertango’ de 1974.
A caballo entre el jazz y la antropología del tango, el Mix Piazzolla combina varios de los ingredientes fundamentales del Tablao de Tango.
«Olvido» (1935)
Letra y música de Luis Rubistein y Luis César Amadori, cantado por Charlo en los 30 y Roberto Goyeneche en los 70, dos artistas referentes del Chino Laborde. Ese tema que cuenta la historia de un hombre quien repasa su caída de la vida opulenta a la de privación. Nunca sabremos por qué pero sí que hay que elegir un camino propio para vivir con autenticidad. ¡Y las canciones salvan!
Ese tango fue elegido por El Chino como homenaje al cantor de tango “sui generis” Osvaldo Peredo (1931-2022) de quien era el tema fetiche. Le permite al Chino contar historias y, encarnando totalmente el personaje, proponer una interpretación a la mitad entre el canto y la actuación teatral, lo que es la propia definición de su estética.
«Sin lágrimas» (1941). Música de Charlo / Letra de José María Contursi
Esta canción forma parte de una larguísima serie de tangos emblemáticos del género (“Gricel”, “Quiero verte una vez más”, “Toda mi vida”, “La noche que te fuiste”, etc.) escritos por el letrista José María Contursi (1911-1972) e inspirados en el gran amor de su vida, Susana Gricel Viganó (1920-1994). Desde que se conocieron en 1935, se pasaron la vida intentando superar una pasión imposible, entre Córdoba y Buenos Aires. Pero, por una vez, el tango tuvo un final feliz: por fin pudieron casarse en 1967, una vez que Contursi enviudó y Gricel quedó libre después de que su propio marido la abandonara por otra mujer.
Mientras que muchos tangos con nombre de mujer nos parecen hoy imperdonablemente misóginos y/o machistas, los tangos de Contursi, están, por el contrario, llenos de amor indefectible y de respeto por la mujer que lo inspira, aunque eso no impide el temor al desamor y la perdición en el alcohol para olvidar la imposibilidad de la unión.
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