Las principales entidades financieras españolas sostienen que hay posibilidad de compatibilidad técnica entre un potencial euro digital y las actuales infraestructuras de pago, por lo que estas podrían ser reutilizadas dependiendo del diseño de la moneda digital.
Se trata de una de las conclusiones que se derivan del grupo de trabajo que se inició en noviembre de 2022 para evaluar el impacto en la infraestructura de pagos de una potencial emisión del euro digital por parte del Banco Central Europeo (BCE) en el marco del Eurosistema.
El análisis, o Prueba de Concepto (PoC), se ha realizado en un entorno productivo controlado, con los distintos casos de pago con euros digitales planteados por el Eurosistema (pago entre particulares y pagos en comercio electrónico y físico).
Su objetivo ha sido profundizar en el análisis de las implicaciones técnicas, operativas y de negocio que tendría la introducción del euro digital en las infraestructuras de pago, así como su coexistencia con los instrumentos de pago digitales utilizados actualmente, y la posibilidad de reaprovechar las actuales infraestructuras.
Los resultados del análisis apuntan hacia la posibilidad de que exista compatibilidad técnica de un potencial euro digital con las actuales infraestructuras de pago, lo que permitiría su reutilización en función de las decisiones de diseño que adopte el Eurosistema.
Las entidades sostienen que esta aproximación contribuiría a un diseño de euro digital «eficiente», «permitiendo la generación de sinergias económicas y operativas al poder aprovechar soluciones ya ampliamente adoptadas por el mercado y los servicios de valor existentes como, por ejemplo Bizum, y facilitaría además su convivencia con otras soluciones de pago».
En este sentido, defiende que Bizum «está preparado» para interconectarse con otros potenciales servicios europeos y para que se aprovechen algunos de sus mecanismos, como la alta de usuarios, la portabilidad entre entidades, autenticación, procesamiento de transacciones, prevención y gestión del fraude junto con otros servicios de procesamiento o estándares disponibles actualmente (como pagos instantáneos).
«Además, este enfoque podría ayudar a reducir el importante esfuerzo que requeriría el despliegue de una infraestructura completamente nueva», agregan.
Igualmente, la PoC habría puesto de manifiesto la importancia de definir una experiencia de uso «sencilla» para el pago ‘offline’ –aquel que se produce a posteriori o de forma diferida, incluyendo el efectivo, las transferencias o el reembolso–.
Por todo ello, las entidades financieras participantes en el análisis han ratificado su «firme intención» de continuar colaborando con el Eurosistema para la definición del posible futuro euro digital «que permita aprovechar las infraestructuras existentes y contribuya a desarrollar un sistema de pagos europeo más competitivo».
EURO DIGITAL
El Eurosistema decidirá si continuar con el proyecto de preparación de lo que se conoce como moneda digital de banco central (Central Bank Digital Currency o CBDC) o euro digital, una vez concluya la actual fase de investigación, que arrancó 2021 y que finalizará este mes de octubre.
A raíz de esta fase exploratoria, un conjunto de entidades financieras del sector (formado por Banco Santander, BBVA, Banco Sabadell, CaixaBank, Unicaja Banco, Kutxabank, Grupo Caja Rural, Ibercaja, Grupo Cajamar, Abanca, Bankinter, Laboral Kutxa, Evo Banco, Banca March, Cecabank, Eurocaja Rural, Caja de Ingenieros, Banca Pueyo, Banco Mediolanum, Cajalmendralejo, Arquia Banca, Banco Caminos, Caixa Guissona, Caixa Ontinyent, Deutsche Bank, ING, N26, Openbank, Orange Bank, Targobank) crearon un grupo de trabajo, junto a compañías interbancarias especializadas en servicios de medios de pago (Bizum, Iberpay y Redsys), para lanzar esta PoC con el objetivo de preparar al sector ante la eventual emisión de esta moneda digital por parte del BCE.