Ortodoncia y estética facial
En la estética facial, la apariencia del perfil juega uno de los papeles más importantes.
El perfil se descompone en varios elementos: los labios, la nariz, el mentón, la frente y el cuello.
La morfología del mentón, su contorno y su forma son decisivos en la armonía del rostro.
El mentón ocupa un tercio del rostro y contribuye a la armonía facial. Por lo general, cuando uno está de perfil, la barbilla y el borde de los labios quedan alineados. Sin embargo, en algunos casos, el mentón puede estar más adelantado o, por el contrario, retroceder.
Si el mentón está más adelantado, se habla de Prognatia Mandibular; por el contrario, si el mentón está hacia atrás, se habla de Retrognatia Mandibular o Mentón Retraído.
El mentón hundido o mentón Fuyant puede provocar complejos y malestar psicológico en las personas que la padecen.
Retrognatia mandibular o mentón hundido (Fuyant)
La retrognatia mandibular es una deformidad ósea que resulta en un subdesarrollo de la mandíbula, en comparación con el maxilar.
¿Cómo se reconoce la retrognatia?
El primer signo para reconocer esta patología en un paciente es la presencia de los dientes superiores un poco más adelante y un mentón hundido y la mandíbula inferior un poco hacia atrás.
Estéticamente, la retrognatia se manifiesta por una discrepancia entre la mandíbula superior e inferior con un mentón hacia atrás, o mentón hundido, y dientes superiores que crecen inclinados hacia adelante y pueden cubrir parcial o totalmente los inferiores, los famosos dientes de conejo.
Retrognatia mandibular (o mentón hundido) y maloclusión clase II son dos conceptos que se suelen utilizar como si fueran idénticos, por lo que es importante diferenciarlos bien, porque aunque son cercanos, no son idénticos.
La diferencia entre estas dos malformaciones está relacionada en gran medida con su origen: la retrognatia mandibular es de origen óseo y la maloclusión clase II es de origen dental.
Por eso suele existir una relación causal entre estos dos conceptos: la maloclusión tipo II generalmente es consecuencia de un problema de retrognatia mandibular.
Maloclusión clase II
Se caracteriza por una dentición superior demasiado adelantada respecto a la inferior o una dentición inferior demasiado retrasada respecto a la superior.
Según la clasificación de Angle, la clase II se define por una posición avanzada de la cúspide mesiovestibular del primer molar superior en relación con el surco bucal del primer molar mandibular.
Esta definición dental de clase II se basa en la relación de la oclusión en la posición de máxima intercuspidación.
Las maloclusiones de clase II afectan aproximadamente al 25 % de la población.
Las maloclusiones esqueléticas de tipo II Clase II se subdividen en dos categorías.
Clase II división 1
Se caracteriza por una versión vestíbulo de los incisivos superiores.
Es decir, los dientes superiores están muy inclinados hacia adelante.
La mandíbula superior está demasiado adelantada o la mandíbula inferior demasiado atrás.
En la gran mayoría de los casos, la división 1 de Clase II casi va acompañada de un resalte horizontal exagerado.
Es decir, hay un espacio muy grande entre los dientes superiores y los inferiores.
Clase 2 división 2
Se caracteriza porque los incisivos centrales superiores están retroinclinados, inclinados hacia adentro o muy verticales y los laterales están inclinados hacia adelante.
Muy a menudo, esta malformación va acompañada de una oclusión profunda y problemas respiratorios.
¿Cuáles son las causas de la retrognatia?
La retrognatia puede ser causada por dos tipos de factores: factores funcionales y factores genéticos.
Factor funcional
La retrognatia mandibular o la inclinación de los dientes del arco maxilar puede ser causada por gestos repetidos o malos hábitos, como chuparse el dedo en niños y adultos por ejemplo o el uso de chupete en los más pequeños puede contribuir a crear o acentuar un desplazamiento de la mandíbula superior y una inclinación de los dientes hacia adelante.
Factor genético
El retrognatismo puede tener un origen hereditario, en este caso, al igual que ocurre con la prognatia, la patología suele notarse en otros miembros de la misma familia. Se puede encontrar la estética del mentón hacia atrás o los dientes delante en algunos ascendientes pero también dentro de los mismos hermanos.
Las consecuencias de la retrognatia mandibular
Si bien el aspecto estético es una de las consecuencias más visibles de la retrognatia mandibular, esta condición también tiene un impacto funcional en el día a día.
La retrognatia puede causar:
Dolor anormal o ruidos crujientes al masticar, al abrir y cerrar la boca.
Dificultades en el habla debido a la mala posición de la lengua. Se encuentra incapaz de elegir fácilmente sus palabras y ordenarlas.
Apnea obstructiva del sueño, debido a la falta de apertura de las vías respiratorias superiores.
Patologías o bostezos en la articulación temporomandibular (ATM).
Desgaste dental (Bruxismo) que puede provocar sensibilidad dental.
Mayor riesgo de fractura o expulsión de dientes en caso de caída o accidente, al situarse los dientes superiores en primera línea.
Disfagia o trastornos de la deglución.
¿Cómo curar la retrognatia sin cirugía?
El tratamiento de la retrognatia tiene como objetivo corregir o limitar los trastornos funcionales que pueden tener consecuencias en la salud y el bienestar psicológico del paciente.
Desde la Clínica Zahara, recomiendan intervenir lo antes posible (idealmente antes de los 9 años) para actuar sobre el crecimiento de los maxilares. Al intervenir lo suficientemente temprano, a menudo se evita recurrir más tarde a tratamientos más complicados que se pueden evitar.
La retrognatia se puede tratar con un aparato dental, que tendrá como objetivo estimular el crecimiento de la mandíbula que no está suficientemente desarrollada y ralentizar la mandíbula demasiado hacia adelante.
Los brackets también serán útiles para corregir la inclinación de los dientes. El crecimiento será un verdadero aliado del tratamiento. En pacientes jóvenes, este tratamiento de ortodoncia puede activar el déficit de crecimiento mandibular al inicio.
Esta acción terapéutica durante el crecimiento suele evitar la intervención quirúrgica en pacientes adultos. De todos modos, hay que tener en cuenta que cuanto más avanza el crecimiento mandibular del paciente, se supera el pico de crecimiento peripuberal y menos frutos dará el único tratamiento con aparatos.
En el paciente adulto, cuando la retrognatia está poco desarrollada y la principal preocupación es solo la inclinación de los dientes, entonces la instalación de aparatos dentales puede ser suficiente para corregir los defectos. Este es, generalmente, el caso de las maloclusiones de origen funcional. El tratamiento de ortodoncia clase II en adultos es el más frecuente. En cambio, si la maloclusión está muy desarrollada, como suele ser el caso de la retrognatia de origen esquelético, el mentón queda muy atrás, al ser el crecimiento completo, solo la cirugía de ortodoncia puede solucionar el problema.