Los orígenes del grupo se remontan a los años 80, en el entrañable restaurante Don Pelayo. Allí Tino Marrón, junto a su hermano, el empresario Manuel Marrón (propietario junto a su socio Jesus Gil, del Grupo Gilmar) comenzaron su cruzada en el mundo de la restauración. A ellos se les unió Antonio Menéndez, un joven y reconocido profesional del sector, y el afamado chef Iñigo Urrechu, cocinero y empresario de reconocido prestigio, muy conocido además por haber participado en numerosos programas de televisión.
Iñigo comenzó en 1987 de la mano del prestigioso cocinero Martín Berasategui (tres estrellas Mmichelín), donde finalmente trabajó estuvo como jefe de cocina. Posteriormente, trabajóSu carrera continuó con Didier Oudill (antiguo jefe de cocina de Michel Gerard), en el restaurante “Le pain Adour et fantasie”, contando con tres estrellas Michelín, en el que también terminó como Jjefe de Cocina.
Desde 1993 estuvo comofue Jjefe de Cocina en el Rrestaurante “’El Amparo”’, en el que merecidamente consiguió una estrella mMichelín. Según Marrón, “uno de los mejores chefs de España, al que considero no sóolo socio, sino un gran amigo”.
El grupo Urrechu cuenta con dos restaurantes en Pozuelo de Alarcón (en el Zoco de Pozuelo, y Cielo de Urrechu), otro en la capital (Urrechu Velázquez), uno en La Moraleja (A´Kangas by Urrechu) y La Guisandera, restaurante de comida asturiana en homenaje a la madre de los hermanos Marrón, la gran guisandera de Piñera.
Además, el grupo lleva la gestión del restaurante Erre & Urrechu en el mítico hotel Don Pepe de Marbella.
Tras hacerse con la gestión de In Zalacaín (en la Finca), que era el primer objetivo del grupo, para cubrir un área fundamental que -hasta el momento- no ofrecía el Ggrupo Urrechu (eventos, catering…), Manuel Marrón se ‘contagió’ de la ilusión que encontró entre la plantilla del restaurante Zalacaín, y decidió presentar una oferta para recuperar uno de los símbolos de la restauración española.
“Decidimos entrar en este proyecto gracias a la ilusión que mostraron todos los trabajadores de Zalacaín, que han apostado por nuestro proyecto desde el principio. Es responsabilidad nuestra llevar esta aventura a lo más alto y dar cumplida respuesta a nuestros clientes. Volverá a ser lo que ha sido, pero sin una gran plantilla, profesional e ilusionada, no podíamos hacer nada, por eso hemos apostado por mantenerla. La responsabilidad es nuestra y de los trabajadores. Para llevar un negocio como esteZalacaín a lo más alto, hacen falta que todos materialicemos la ilusión que tenemos en darle forma a un gran proyecto como este”, explica Marrón.
“El restaurante Zalacaín forma parte de la historia de la gastronomía española en general, y de la historia de Madrid en particular. Por su sala han pasado los personajes más representativos de la vida social, cultural y política de España. Ahora tenemos la oportunidad de mantener ese ‘brillo’ y seguir haciendo historia, gracias -en parte- a que podemos contar con la plantilla del restaurante. Es un equipo de grandes profesionales que. Pondrán lo mejor de sí mismos para que -entre todos- podamos seguir escribiendo unalanuevas páginas de esta brillante historia, y hacerla aún más brillante si cabe, de este ilusionante proyecto”.
“La unión de los socios y esta excepcional plantilla, nos permitirá seguir ofreciendo, con excelencia, esa cocina clásica ‘bien hecha’ que caracteriza a Zalacaín”. El objetivo, tanto de los nuevos propietarios como de los empleados, es que Zalacaín vuelva a brillar como lo hacía en 1987, cuando se convirtió en el primer restaurante español en recibir las tres estrellas Michelin. “Estoy seguro de que así será, y Madrid volverá a contar con un ‘templo’ gastronómico de renombre mundial”.