Tras duros y prolongados trabajos desarrollados a lo largo del tiempo, la Fundación del Patrimonio Ferroviario ha finalizado la restauración de un histórico coche de ferrocarril perteneciente a la antigua Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y a Alicante (MZA).
Se trata de un típico coche de cercanías, de los muchos de este tipo que utilizó durante décadas esta importante compañía ferroviaria y que recorrieron la mayor parte de las líneas peninsulares desde principios del siglo XX hasta la década de 1960. Tras la integración de MZA en RENFE y ya en la última época de ésta, muchos de ellos fueron convertidos en coches para el transporte de trabajadores o en otro tipo de vehículos de servicio interior.
Estos coches, de dos ejes y plataformas de acceso abiertas en los extremos, estuvieron inicialmente destinados a los servicios de cercanías de las grandes ciudades. Tuvieron también múltiples variantes y diferentes clases (1ª, 2ª y 3ª o mixtos), así como diversas distribuciones interiores.
El coche acabado ahora de restaurar, de 3ª clase, pertenece concretamente a la serie MZA Cfv y Cffv 903-1088, la cual fue construida en el año 1911 por La Brugeoise, de Brujas (Bélgica) y por la Sociedad Española de Construcciones Metálicas, con talleres en Beasain (Guipúzcoa).
Los trabajos recién finalizados, y al igual que en los demás casos de material histórico de la Fundación, han corrido a cargo de la Sociedad Española de Actuaciones Mecánicas, la cual ha llevado a cabo un trabajo de mucha profundidad y evidente esmero, que salta a la vista al contemplar los detalles de la exquisita restauración llevada a cabo.
Esa magnífica labor de restauración, ejecutada bajo la dirección del prestigioso restaurador valenciano Luciano Vañó, es todavía más digna de apreciarse si se tiene en cuenta el profundo estado de degradación que el vehículo había llegado a alcanzar tras los muchos años transcurridos desde su retirada del servicio.
Entre otras cosas, durante las actuaciones ha sido preciso reconstruir varios de los elementos interiores de la estructura de la caja de madera, ya que muchos presentaban un grado de deterioro excesivo tras los más de 100 años desde la construcción del vehículo y 50 desde su retirada del servicio. Además, ha tenido que ser renovado en su integridad todo el friso exterior, techo y otros diversos componentes.
La totalidad de los elementos mecánicos implicados en su funcionamiento operativo han sido desmontados y recompuestos, quedando, tras exigentes comprobaciones y pruebas, en perfectas condiciones de funcionamiento, una vez reajustados diversos elementos de los sistemas de freno, suspensión, engrase, choque y tracción. Varios de ellos necesitaron importantes labores de mecanizado o, incluso, su completa sustitución. Habiendo sido igualmente renovado todo el sistema eléctrico, este coche de MZA recién restaurado queda ahora, como el resto de vehículos gestionados por la Fundación del Patrimonio Ferroviario, en plenas condiciones funcionales para su circulación.