Los bañadores de una pieza se han posicionado en primera línea de playa y dentro de ellos destacan los trikinis, un ejemplar a medio camino del biquini, que posee todo tipo de cortes estratégicos. La diseñadora Guillermina Baeza sabe dónde posicionar estos estudiados “cut-outs” para favorecer a todo tipo de cuerpos. La inclusividad, en su caso, es un hecho constatado.
El trikini que viene
“Lo más relevante este año -según la diseñadora- es que el bañador se confirma como el rey de la temporada, el número uno en ventas”. Esta pieza, que ya apuntaba maneras desde hace dos años, no solo se ha posicionado en primera línea, sino que ha ido un paso más allá, sofisticando aún más los cortes de su limitada estructura. El resultado es un trikini distinto, una pieza “in & out”, que funciona dentro y fuera de la playa, con flip-flops de goma sobre la arena o con stilettos sobre el cemento. “Hemos agujereado el bañador en zonas muy estudiadas -explica Guillermina- para favorecer la silueta y asegurar la libertad de movimientos. Cuando diseñamos, siempre pensamos en elementos clave para que la mujer se sienta cómoda y segura. Con estos modelos, todas nos podemos atrever con el trikini”.
El bañador inclusivo
Ya no es necesario tener un cuerpazo para lucir determinado tipo de bañadores. Tampoco es preciso acudir a tallas especiales ni resignarse a prescindir de las prendas más fashion. Guillermina Baeza, fabrica modelos hasta la 3XL y no son los más básicos precisamente. Tal y como explica Belén Larrui, hija de Guillermina y directora de diseño, “el bañador tiene una serie de elementos técnicos con mayor complejidad que el biquini. Nosotras trabajamos todas las tallas gracias a la gran experiencia que tenemos en el escalado, que es muy diferente de las grandes a las pequeñas. Disponemos de una amplia variedad de patrones, que han sido testados a lo largo de más de 20 años, para que sienten bien en todas las siluetas”. Aparte del diseño, la clave del éxito en Guillermina Baeza es la comodidad, “no fabricamos ninguna prenda -continúa- si no la tenemos testada y sabemos que la mujer no se va a sentir cómoda con ella”.
Emprendimiento y sostenibilidad
El emprendimiento no es ajeno a esta marca, iniciativa de una mujer hace 25 años. Guillermina Baeza fue una auténtica pionera, la primera creadora de baño que hizo desfilar sus bañadores en una pasarela de moda. “Mi madre -explica su hija- es un ejemplo de lucha y perseverancia, una de las pocas emprendedoras entonces. Creó una marca y también una empresa que ha llegado a nuestros días. Aún hoy nos aporta una gran seguridad en el trabajo”. Una marca, en efecto, cuyas señas de identidad son fácilmente reconocibles. Su producto es un bañador sofisticado que combina diseño y calidad. Alejado del fast-fashion, se posiciona en un nivel alto porque sus piezas perduran de un verano para otro. “La sostenibilidad -puntualiza Guillermina- ha estado presente siempre en nuestras colecciones. Hoy, utilizamos tejidos con fibras recicladas y técnicas de estampación digitales, que no precisan de agua. Podemos presumir de fabricar en España, mediante procesos éticos desde el principio hasta el fin”.