La directora del Departamento Neurobiología del Desarrollo, Instituto de Neurociencias (CSIC-UMH), Guillermina López-Bendito, galardonada con el Jaume I en Investigación Médica, ha señalado que el cerebro es «el jefe maestro, pero aún es el gran desconocido».
López-Bendito ha recibido el Premio de Investigación Básica por su estudio de los procesos que subyacen a la formación de las conexiones neuronales, donde demuestra que son fundamentales para una función cerebral normal y sus hallazgos serán determinantes para la definición de futuras aproximaciones terapéuticas a las alteraciones del neurodesarrollo.
Al respecto, ha señalado, en declaraciones a Europa Press, que recibir un reconocimiento de la envergadura de los Premios Jaume I es «algo que nadie se espera» y ha confiado en que ayude a dar «visiblidad» a las investigaciones en el campo de las Neurociencias.
Así, ha apuntado que «aún queda mucho camino» por descubrir sobre el funcionamiento del cerebro a pesar de que es «gran jefe que dicta las normas» y que debe «ir bien para poder tener una vida saludable». «Cada vez lo cuidamos más porque somos conscientes de lo que implica, tenemos que reducir nuestro estrés, pero es complicado en una sociedad que nos exige muchos», ha constatado.
Por ello, ha resaltado la importancia de la investigación básica en este campo ya que puede tener una translación a aplicaciones clínicas y conseguir la mejora de vida de las personas como el poder revertir determinados tipos de ceguera y otras enfermedades sensoriales en un futuro próximo, algo que no descarta que pueda lograrse en diez años, aunque siempre es «difícil» cuantificar plazos.
REPROGRAMAR CÉLULAS
Así, en el laboratorio han realizado una prueba para la recuperación de los circuitos sensoriales sobre todo en etapas embrionarias y tempranas, en las que el cerebro «se adapta bien, pero se pierden neuronas». Por el momento, han conseguido «reprogramar» estas neuronas en roedores y «queda por ver si se integran en el circuito sensorial y en un futuro se puede utilizar como un herramienta» para reparar conexiones neuronales defectuosas en la vista o el oído.
Del mismo modo, ha abierto la puerta a que estas investigaciones sobre los circuitos sensoriales del cerebro tengan también una repercusión directa para poder explicar otras patologías como el autismo, la epilepsia o la dislexia.
La científica, que destinará parte del premio a reconocer el trabajo que realizan sus compañeros de laboratorio y continuar con los estudios, ha resaltado que en España «queda mucho por hacer» en investigación, pero ha recalcado: «Estamos mejor que antes porque hay muchas ganas».