Resistente, ligero, aislante térmico e impermeable a líquidos, así es el corcho, un material biodegradable que se he convertido en imprescindible en el diseño de calzado sostenible.
Con la intención de ofrecer una alternativa a la industria de la moda y a los consumidores sensibilizados en la búsqueda de diseños sostenibles la diseñadora asturiana Paula del Río fundó en 2003 Suela, una firma de calzado cien por cien español, fabricado con proveedores de proximidad, elaborado de manera artesanal con materiales naturales.
«Buscaba un producto diferenciado, que se pudiera trabajar en España, con el que poder diseñar bajo parámetros de sostenibilidad» y en su camino surgió el corcho, ha explicado a Efe Paula del Río, que se formó como economista, profesión a la que se dedicó durante 17 años en Reino Unido y que dejó al darse cuenta de que «no quería seguir haciendo eso» el resto de su vida.
Estar al frente de puestos de responsabilidad desde muy joven le ha permitido tomar decisiones con seguridad, y alcanzó su objetivo en el diseño de calzado, donde la artesanía y la sostenibilidad son sus principales pilares.
El corcho posee unas características innatas «únicas» al ser resistente y ligero, aislante térmico e impermeable a los líquidos, de ahí que sus colecciones se extiendan a zapatos también para la temporada de otoño-invierno.
«Pero, sobre todo, es un material cien por cien natural, renovable y biodegradable. Se adapta a la huella debido a su gran elasticidad, el agua no lo moja, lo que dificulta la proliferación de hongos y bacterias», ha señalado Del Río.
El corcho con el que trabaja se extrae de alcornoques de España y Portugal, sin necesidad de talar árboles. «No se toca la capa madre del árbol y se extrae por manos expertas. Al despojarle de la corteza se alarga su vida», que puede llegar a una media de 300 años», ha añadido.
«Un material que nos define mucho» y que indica que aunque «mucha gente lo asocie al verano y las plataformas de estilo setentero es ideal para el invierno al ser impermeable».
Un calzado «incombustible» que ha fabricado en Menorca, después en Alicante y finalmente en Toledo.
Diseños en los que utiliza pieles vacunas recuperadas, sin cromo y tintadas con vegetales. Los forros son de microfibras artificiales, un material que no daña al medio ambiente. Incluso los embalajes se fabrican con materiales reciclables.
Botines, camperas, sandalias, bluchers, zuecos e incluso deportivas son algunas de sus piezas, creadas con la altura y la inclinación adecuadas para que suponga un «apoyo fantástico en la espalda».
«El corcho no es un material flexible, pero sí amortiguador de la pisada, diseños a los que incorporamos una plantilla acolchada, para hacer de ellos un zapato cómodo», advierte. Un material ligero, con un 90 por ciento de nitrógeno y un peso de trescientos gramos cada zapato.
Con la intención de satisfacer a una consumidora que aboga por tener en su armario marcas que aúnan diseño, calidad y responsabilidad, la diseñadora apuesta por materiales orgánicos teniendo muy en cuenta la comodidad, la estética y la sostenibilidad asociada a materiales duraderos.
Unas máximas a las que ahora suma el servicio «preorder» (servicio bajo pedido), por el que en lugar de acumular excedente en la producción, espera la petición del cliente para confeccionar las piezas, apostando así por los procesos lentos de fabricación.
Además de las tiendas físicas en España, a través de la venta ‘on line’, Paula del Río amplía su clientela en Japón, Chile, Italia, Francia, Alemania, Reino Unido y Austria.
«Lo curioso es que no hemos tenido ninguna devolución procedente de la venta ‘on line'», donde una videollamada soluciona cualquier duda sobre el producto, aunque asegura que al consumidor final le sigue gustando «venir a la tienda probarse y tocar».