La customización será una de las tendencias más persistentes en los fondos de capital riesgo y capital inversión, una tendencia similar a la que han experimentado otras industrias, frente a la estructura tradicional, que limita a los socios en periodos de inversión de cinco y diez años.
«Creemos que la demanda de una mayor customización, una tendencia que definió la década de 2010 en otros sectores, será un motor principal en las alternativas privadas en esta década», defiende Credit Suisse en un informe reciente.
La firma señala que numerosas industrias se han enfrentado a grandes cambios y desafíos en la última década, como la televisión por cable, que ha cedido frente a los servicios de ‘streaming’, o la compraventa de acciones y activos online, que ha transformado los mercados.
Sin embargo, el capital inversión no empezó a adaptarse hasta estos últimos años, por lo que la próxima década experimentará los cambios a los que se han enfrentado otras industrias.
En ese sentido, cree que los inversores buscan un acceso a los mercados privados hecho a medida y que sea acorde a sus objetivos de liquidez y duración, si bien el panorama va por detrás en esa evolución.
No obstante, la firma defiende que los fondos convencionales seguirán presentes en 2030, si bien reconoce que en los próximos años el sector será distinto respecto a la última década.
Asimismo, otra de las tendencias al alza de los últimos años son los mercados secundarios, que han tenido un «hipercrecimiento» en la última década, según explica Credit Suisse: los 20 mayores fondos de capital privado fueron secundarios, con exceso de capital de 180.000 millones de dólares (153.345 millones de euros), unas cinco veces más que hace diez años.
«La forma en la que las firmas secundarias se relacionan con los inversores tiene el potencial no solo de aumentar, sino de disrumpir las alternativas tradicionales de financiación corporativa para los activos de la cartera», defiende el informe.
El mercado secundario empezó a crecer durante la crisis financiera de 2008 y sus compañías consiguieron reposicionarse a principios de la década de 2010, tanto ante posibles inversores como con las contrapartes. Para 2017, ya se habían vuelto ‘mainstream’, según Credit Suisse.
En este mercado, el informe también destaca los ‘continuation funds’, nuevos vehículos que se crean para asumir las inversiones de cartera de un fondo que se acerca al final de su vida útil. Si bien son comunes desde hace una década, han despegado en los últimos años.
Esta tecnología ha sido aplicada recientemente a los activos individuales, normalmente en la mitad de la duración del fondo, que no son muy comunes en el mercado secundario, aunque han repuntado debido a la pandemia.
«A medida que los inversores se han inclinado por la flexibilidad que ofrecen los ‘continuation funds’, las compañías secundarias han empezado a competir para aumentar su capacidad», explica el informe.
Según datos de la entidad, los fondos secundarios de activos individuales alcanzaron un volumen de transacciones de unos 14.000 millones de dólares (11.928 millones de euros), lo que supone el 25% del mercado secundario en general.