Lidl ha destacado su apuesta sostenible en Andalucía con más de 60.000 metros cuadrados de placas fotovoltaicas en sus tiendas y almacenes y 73 puntos de recarga para vehículos eléctricos en la comunidad.
Así lo ha señalado la entidad en un comunicado, donde ha aseverado que «continúa avanzando para afianzarse como referente en sostenibilidad e innovación tanto dentro como fuera de su sector, con el objetivo de ser el supermercado más sostenible de España».
«La sostenibilidad es uno de los ejes sobre el que gira el modelo de negocio de la cadena de supermercados, un valor que le diferencia del resto de operadores y que está integrado en toda su actividad», ha indicado.
En este sentido, en el ámbito medioambiental, Lidl junto con el Grupo Schwarz (del que forma parte) ha desarrollado una estrategia sobre el clima con el objetivo de contribuir al Acuerdo de París y evitar un cambio climático peligroso, manteniendo el calentamiento global por debajo de los dos grados y prosiguiendo los esfuerzos para limitarlo a 1,5 grados.
En España, la cadena de supermercados trabaja para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) un 80% hasta 2030 y ya ha logrado ser neutro en lo que concierne a sus emisiones directas.
Precisamente para lograr esos objetivos, el esfuerzo de la marca «está focalizado en la búsqueda constante por encontrar soluciones prácticas a la reducción de la emisión de CO2». «Gracias a la implementación de diversas medidas en distintos ámbitos de actuación, para minimizar el impacto medioambiental de su actividad, la compañía ya ha conseguido disminuir un 44% de sus emisiones directas desde 2018, según un estudio de la consultora PwC sobre el impacto medioambiental de Lidl en España», ha explicado.
Concretamente, la entidad ha destacado que Andalucía es una región estratégica para el desarrollo de este plan de sostenibilidad de la compañía debido a su nivel de actividad comercial. Actualmente ya dispone de dos plataformas logísticas –en Málaga y Dos Hermanas (Sevilla), con previsión de inaugurar una tercera en Escúzar (Granada)–, y 130 puntos de venta repartidos entre las ocho provincias, «que la convierten en la comunidad autónoma donde la enseña opera con más número de tiendas».
Esta apuesta por la sostenibilidad «se acelerará en Andalucía en 2023, un año en el que el desarrollo de la cadena continuará estando ligado a la implementación de acciones y medidas que favorezcan la disminución de su impacto medioambiental».
Lidl ha resaltado que está trabajando para alcanzar los objetivos de su estrategia contra el cambio climático a través de medidas concretas relacionadas con su iniciativa REsetPlastic, la gestión de los residuos y la construcción eficiente, entre otras.
Con el objetivo de reducir las emisiones de carbono de sus centros de trabajo, ha indicado que desarrolla «proyectos de eficiencia energética que le ayudan a disminuir el consumo y las emisiones nocivas para el planeta».
Actualmente, la compañía ya cuenta con más de 60.000 metros cuadrados de placas fotovoltaicas –instaladas entre más del 30% de sus supermercados distribuidos por toda la comunidad autónoma y su plataforma logística de Málaga– que generan entre el 20-30% del consumo energético de cada centro.
Guadix (Granada), Antequera (Málaga), Ayamonte (Huelva) y Linares (Jaén) son algunos de los municipios donde la marca tiene instaladas placas fotovoltaicas en la cubierta de sus puntos de venta, siendo Jerez de la Frontera (Cádiz), Almería ciudad, Huércal Overa (Almería) y La Rinconada (Sevilla) las cuatro últimas localidades que han incorporado este suministro energético hace unos meses.
En los últimos cuatro años, Lidl ha intensificado su apuesta por este tipo de energía en sus tiendas del territorio, ha triplicado la superficie ocupada por placas solares –pasando de los más de 12.000 m2 en 2019 a los más de 40.000 m2 a día de hoy–. La intención de la compañía es la de seguir ampliando esta instalación en los nuevos establecimientos que inaugure en el territorio.
Asimismo, los puntos de recarga, repartidos entre cerca de una treintena de establecimientos, forman parte de la estrategia de Lidl para reducir las emisiones de CO2 y fomentar los desplazamientos de los clientes que usan vehículos eléctricos.
De hecho, los primeros de la región se instalaron en la tienda del municipio de Alameda (Málaga) en 2018 y, desde entonces, gran parte de los nuevos centros ya incorporan en sus aparcamientos esta medida de sostenibilidad, como es el caso de los establecimientos que se han puesto en marcha en Andalucía este 2023 en Jerez de la Frontera (Cádiz), Churriana (Málaga) y Huércal-Overa (Almería), con once puntos de recarga en total.
Por otro lado, Lidl ha destacado que la economía circular es «otro concepto clave en el camino sostenible que realiza la enseña». De esta forma, «promueve que tanto los productos, como los materiales y los recursos mantengan su vida útil el mayor tiempo posible, reduciendo al mínimo la generación de residuos».
Actualmente, Lidl ha resaltado ser la única empresa de distribución en España con el certificado Residuo Cero (AENOR) en todas sus plataformas logísticas de la península, que legitima que el 100% de los residuos que gestiona en dichos centros se recicla, mientras que el 85% de los gestionados en tiendas se retorna a los almacenes por logística inversa.
Otro de los proyectos de la empresa para reducir los gases de efecto invernadero es minimizar el desperdicio alimentario. Para ello, Lidl se ha marcado el objetivo de minimizar este desperdicio a lo largo de toda la cadena de suministro y, en su alcance más directo, reducirlo en un 30% hasta 2025 y en un 50% hasta 2030, tomando 2020 como base para hacer ese cálculo.
En este sentido, la compañía es la primera cadena de supermercados que ha logrado certificar su sistema de gestión para minimizar el desperdicio alimentario (SG-MDA) tras superar la auditoría independiente de Bureau Veritas en todas sus tiendas y centros logísticos de España.
Por otro lado, dentro de su propósito de seguir avanzando en su proyecto de eliminar el plástico allí donde sea posible, en 2019, la marca también suprimió todos los artículos de plástico de un solo uso, sustituyéndolos en algunos casos por papel y se convirtió el primer supermercado en eliminar los microplásticos de sus productos de cosmética, detergencia y limpieza.
Todo ello se enmarca en la iniciativa REset Plastic, un plan con el que el Grupo Schwarz (del que Lidl forma parte) pretende reducir, hasta 2025, el uso de plásticos hasta un 20%, utilizar al menos un 25% de plástico reciclado en la composición de sus envases de marca propia y lograr que todos sus envases propios de plástico sean 100% reciclables.
Asimismo, la cadena también tiene activa una opción en su aplicación Lidl Plus para que sus clientes puedan renunciar a imprimir el ticket en formato papel y disponer exclusivamente de la versión digital como garantía de compra.