La historia de BATZ transcurre en paralelo al desarrollo del Valle de Arratia, en Bizkaia. Su compromiso con esta comarca y su transformación surgen en 1963. Entonces, 18 jóvenes emprendedores decidieron contribuir a la generación de empleo de calidad y a la creación de un tejido industrial. Fundaron la compañía en un entorno de marcado carácter rural y en un contexto socio-económico complicado basándose en el modelo cooperativo de MONDRAGON.
BATZ nació en 1963 como fabricante sin producto propio. En los años sucesivos se especializó en la fabricación de troqueles para el sector de la automoción. “Esta actividad, que constituyó nuestra principal fuente de negocio durante los 20 primeros años de existencia, nos ha permitido ser, durante décadas, referentes europeos en este ámbito y, junto con otros agentes de nuestro ecosistema como competidores, proveedores, centros de investigación y de formación, conformar en Euskadi un polo de peso a nivel mundial en el sector de la troquelería, pudiendo abordar en un único enclave geográfico toda la cadena de valor, fabricando troqueles completos de alta calidad y complejidad”, explica Ana Camacho, CEO de BATZ Group.
En 1982, inmersos en la crisis industrial que azotaba Euskadi, comenzaron a fabricar componentes para el automóvil; aportaban atributos de seguridad, aligeramiento, ergonomía y eficiencia. Este negocio les supone ya más del 70% de su actividad.
La globalización del sector automovilístico ha cambiado el papel del proveedor. Este cambio ha sido de gran importancia tanto por sus implicaciones para las pautas de producción y empleo en la industria como por el hecho de que sugiere que la gestión de la cadena de suministro podría convertirse en una importante ventaja competitiva entre los fabricantes de equipos originales. “En este sentido, podríamos afirmar que nuestros principales retos han sido la diversificación de negocio, clientes y producto, como base para la generación de valor”, indica Camacho.
La troquelería tiene un importante componente cíclico unido a los lanzamientos de vehículos. Por ello, a principios de los años 80 decidieron aprovechar sus conocimientos en estampación de pieza metálica para iniciar una actividad de producción de componentes seriados para automoción. BATZ pasó pronto de ser mero “industrializador” a “proveedor de desarrollos”, ofreciendo soluciones desde su fase conceptual y de diseño hasta la fabricación y suministro global de los mismos. “A raíz de esta transformación obtuvimos, entre otros, la adjudicación de la producción global del bloque de pedales de la plataforma de General Motors Epsilon II, la primera plataforma global común a las marcas de GM. Gracias a ello, nos convertimos en proveedor global, con capacidad de suministro en todo el mundo, con diseño y responsabilidades propias. Aquí es donde nace nuestro proyecto de internacionalización: México, República Checa, China y Estados Unidos; desde 2007 apostamos firmemente por salir al exterior hasta convertirnos en el proveedor global de automoción que somos, con 14 plantas productivas propias y acuerdos de colaboración en países donde no tenemos instalaciones industriales. Siempre cerca de los centros de decisión”, añade la CEO.
En los últimos años se están acelerando las tendencias disruptivas en la conceptualización del vehículo hacia la electrificación y el coche autónomo. La apuesta de BATZ por el aligeramiento y la aerodinámica activa ha sido clave para seguir siendo referentes en el desarrollo de esta nueva movilidad. En relación al aligeramiento, el uso de nuevos materiales, como el aluminio y el plástico reforzado, junto con la utilización de nuevas tecnologías, les están permitiendo ofrecer a los clientes una reducción notable en el peso de sus vehículos. Por un lado, y gracias a esta apuesta, consiguieron pedidos con clientes como Volkswagen, en los que BATZ introdujo por primera vez materiales poliméricos (plásticos) para sustituir el acero en funciones tan críticas como el frenado del vehículo. Por otro, en el ámbito de la troquelería, supuso la creación de una unidad de negocio específica, denominada Hotteknik, para el diseño y fabricación de utillajes de conformado en caliente de aceros al boro. BATZ también da respuesta a la necesidad de una mayor eficiencia del vehículo a través del desarrollo de sistemas de aerodinámica activa que permiten un menor consumo energético y la reducción de emisiones. “Este reto que presenta la nueva movilidad requerirá, así mismo, de productos dotados de un mayor grado de inteligencia, un ámbito en el que hemos comenzado a trabajar desarrollando soluciones propias de electrónica y mecatrónica, y que nos ha supuesto la nominación por parte de Volvo para producir nuestro primer sensor electrónico para un pedal”, puntualiza Camacho.
En los últimos trece años, BATZ Group ha multiplicado por 3 su cifra de ventas y personas. Supera los 255 millones de facturación y los más de 1.500 profesionales.