La digitalización de las pequeñas y medianas empresas europeas que aún no han realizado su transformación digital generaría un aumento de valor de 148.000 millones de euros, según ha señalado Vodafone en un informe sobre la digitalización en Europa.
El informe, publicado por la empresa de telecomunicaciones y elaborado por Deloitte, alerta de que la Unión Europea se encuentra rezagada en la implementación de las redes 5G respecto a Norteamérica y China.
GSMA señala que mientras que para 2025 se espera que el 34% de las conexiones móviles europeas usen 5G, en China esta cifra aumentaría hasta el 47% y hasta el 48% en Norteamérica.
Para el director de Vodafone Bussines, Daniel Jiménez, la tecnología 5G «está impulsando la revolución industrial digital».
El informe señala la necesidad de «una transición más rápida a las redes 4G LTE y 5G» y sugiere políticas que incentiven inversiones en redes, usos compartidos de infraestructura y la liberación acelerada del espectro en red.
Para llegar a este tipo de soluciones, el informe recomienda apostar por la colaboración público-privada en los planes de recuperación de los Estados miembros.
Jiménez sostiene que se requiere una respuesta «ambiciosa a todos los niveles» y por ello «las alianzas» entre lo público y lo privado «son absolutamente necesarias para maximizar el impacto de las inversiones».
Uno de los sectores que se beneficiaría de esta digitalización de las pymes es el rural, donde esta ayudaría a cerrar la brecha digital que existe respecto a los territorios urbanos.
AHORROS EN EL AGRO Y EN LA SANIDAD
Entre las áreas en los que se generarían grandes ahorros se encuentra el agrario, ya que con la extensión del Internet de las Cosas a la mitad de las mayores explotaciones agrícolas de la Unión Europea se evitaría el uso de 12.000 toneladas de pesticidas y 350.000 toneladas de fertilizantes.
Otro campo que podría desarrollarse en mayor profundidad con el la extensión del 5G es el de la telemedicina, ya que el informe señala que un aumento del 5% de su uso reduciría los costes de atención al paciente en la UE en casi 50.000 millones de euros, un 3,7%, y reduciría la mortalidad en prácticamente la misma proporción.