Con motivo del Día Nacional del Trasplante, que se celebra este miércoles, la presidenta de la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (FENETH), Eva Pérez Bech, ha destacado que el trasplante de hígado aumentó un 8 por ciento en 2022 con respecto al año anterior, y ha celebrado que la situación es «muy buena».
En concreto, en 2022 se realizaron un total de 1.159 trasplantes de hígado, según la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), y Pérez Bech ha achacado este éxito al «excelente» modelo español de trasplantes. «Está dentro de la sanidad pública, es decir, cuando tú necesitas un órgano y entras en una lista de espera, entras tú como persona, no influye de dónde vienes, tu origen, si tienes una capa social más alta o más baja. Es decir, entras tú con tu enfermedad, con lo cual, todo el mundo tiene la misma posibilidad», ha expresado, en declaraciones a Europa Press.
En este sentido, la presidenta de FENETH ha detallado que la donación actual es conocida como «añosa», por ser de personas de avanzada edad, por lo que la donación no siempre es posible. «Somos el país con la mayor esperanza de vida, la mejor calidad de vida. Antes, las donaciones venían casi todas de accidentes de tráfico. Es verdad que cuando por ley se obligó a poner casco a las personas motorizadas, eso decayó».
Por ello, ha instado a «seguir trabajando» en las técnicas de donante vivo, como el split, por la que el hígado del donante se divide en dos para poder trasplantar a dos receptores. «El split es una técnica en la que se aprovecha la partición natural que tiene el órgano para cortarlo y utilizarlo para dos personas», ha recalcado, para aclarar que, normalmente, «son casos más complicados».
«Son casos más complicados porque, al ser menos parte de órgano donado, se hace en personas más pequeñas, adolescentes, niños que están esperando un órgano», detalla. «Entonces, la parte más grande del lóbulo más grande sería para la persona adulta y la otra parte, que es más pequeña, sería para aprovechar para un niño o adolescente», ha añadido.
En este punto, ha recordado que el hígado es el órgano «más generoso» porque «no da síntomas cuando está enfermo», pero, también, porque se regenera. «Cuando un padre dona a un niño pequeñito, de meses, ese trocito de lóbulo va creciendo con el niño. Y en una ecografía al donante vivo, se ve cómo en tres meses el trozo que se ha quitado vuelve a crecer y vuelve a tener su masa totalmente completa», asegura, incidiendo en que el hígado también va creciendo paralelamente al niño trasplantado.
¿QUÉ ENFERMEDADES PROVOCAN UN TRASPLANTE DE HÍGADO?
Por otro lado, Pérez Bech ha celebrado que ya apenas se registren trasplantes de hígado por la hepatitis C, si bien advierte de que el mayor problema está ahora en el alcohol. «La hepatitis C volvía al hígado cirrótico en muy poco tiempo y era un virus muy agresivo, pero desde que salieron los retrovirales de última generación, la gente se cura de la hepatitis C. Esto ha hecho que las listas de espera de trasplante por hepatitis C bajen muchísimo», ha reiterado.
Sin embargo, la presidenta de FENETH define el alcohol como «el gran daño» para el hígado. «Tenemos una gran incidencia de personas que llegan a tener un hígado cirrótico por culpa del alcohol», sentencia, y recuerda que un abuso de esta sustancia puede acabar provocando un hepatocarcinoma.
También pueden llegar al trasplante personas con otras enfermedades como puede ser la cirrosis biliar primaria (CBP), con enfermedades de las vías biliares, y con enfermedades hereditarias, como la enfermedad de Wilson, una patología minoritaria que consiste en la acumulación patológica de cobre en varios órganos y tejidos, especialmente en el hígado y en el cerebro.
En resumen, para Pérez Bech, hay «muchas enfermedades» que pueden hacer que el hígado se vuelva cirrótico. «Cuando un hígado se vuelve cirrótico, lo que tenemos que tener claro es que es una enfermedad mortal. Cuando a ti te indican un trasplante es porque tú ya tienes fecha de caducidad, es decir, no hay ningún tratamiento, no hay ninguna terapia quirúrgica o de farma o de lo que sea que te pueda salvar la vida. Tú ya no tienes otra opción y tu única opción es seguir viviendo es un trasplante», ha sentenciado.
LA VIDA TRAS EL TRASPLANTE
La presidenta de FENETH ha rememorado, en declaraciones a Europa Press, que fue trasplantada de hígado hace 27 años, en 1995, por una hepatitis B que padecía desde los 11. «Deseas que te llamen del hospital. Luego, cuando te despiertas y ves que estás en la UCI, vienen los remordimientos porque siempre piensas que ha tenido que fallecer una persona para que tú sigas viviendo. Siempre lo tienes ahí. Esa perspectiva tú no la pierdes», ha expresado.
Preguntada sobre cómo es la vida después del trasplante, Pérez Bech responde que «no es una vida 100 por ciento igual, pero es vida, y ya no la tenía». «En mi caso, me ha permitido tener un hijo que tiene 25 años ya y verlo crecer. Yo venía de trabajar en una administración pura y dura y esto me ha hecho conocer los ángeles de batas blancas», ha contado. De hecho, Pérez Bech, técnica superior en Administración y Finanzas, ha desarrollado activamente, desde su trasplante, diversas actividades como voluntaria activista en pro de la sensibilización de la enfermedad hepática, la humanización y colaboración con pacientes.
Finalmente, recuerda que ahora es una persona con una enfermedad crónica que cuenta con una medicación inmunosupresora de por vida para evitar el rechazo de su propio cuerpo hacia el órgano extraño. «Al final, tu cuerpo detecta que hay algo que no es suyo y vas a atacarlo con lo que tienes», ha apostillado.